miércoles, 19 de diciembre de 2007

Día dos

– ¿Alguna vez le bajaste la dosis a alguien para ver que pasaba?
– Sí, al principio hicimos muchas pruebas para ver la reacción de la gente, hasta encontrar la dosis exacta de droga que permitía controlar las voces sin los efectos colaterales.
– ¿Y dejaron el trabajo por la mitad?
– Más allá de tu comentario sarcástico, fue lo mejor que pudimos hacer con las herramientas que teníamos, trabajando en la clandestinidad, sin ayuda oficial ni nada por el estilo, para curar el Mal. Hoy el grupo de científicos que estudió la enfermedad y su posible cura, tiene puesto el foco en tratar de disminuir esas alucinaciones.
– Garmendia dice que no son alucinaciones, y yo estoy empezando a creer lo mismo. ¿Ves estas marcas? Ayer soñé que estaba con una mujer y a la mañana desperté con esto.
– Es llamativo cómo la psiquis puede influir en la parte física de un individuo ¿nunca escuchaste el término psicosomático?
– Sí, lo escuché alguna vez que trataron de explicarme algo que no sabían cómo explicar.

Camino a su casa pensó en María. A estas alturas ya debería tener quince años y estaría pensando en alguno de los chicos que le gustaba. La vida estaba pasando frente a él y no podía hacer nada para subirse a ella. Cruzó la calle y se metió en el bar.

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